Construido en Canadá por encargo de la Marina Británica y echado al mar en 1919 con distinto alias, el War Chief, el barco de vapor Alfonso Pérez forma parte de la historia guerracivilista española más siniestra por transportar en sus bodegas uno de los episodios más cruentos acaecidos en Cantabria. El otro nombre con el que el carguero surcó los mares quedó marcado para siempre cuando el 28 de julio de 1936 fue requisado por el mando republicano santanderino para convertirlo en un buque-prisión.
El asesinato a bordo de 156 presos como represalia a un bombardeo de la aviación nacional que había causado 70 muertos no fue una matanza más. Fue un suceso que estremeció a la sociedad española de la época y que todavía hoy sigue resonando en la memoria colectiva como un recordatorio de los horrores de la guerra.
Un suceso que ocupa su propio espacio en las hemerotecas, donde el cántabro Álvaro Pombo depositó hace poco la novela ‘Santander, 1936’, obra galardonada con el Premio Umbral a mejor libro del año que narra la fatídica historia de su tío carnal Alvarito, una de las víctimas de aquella masacre.
Próximamente, esa historia compartirá estante con ‘A bordo del Alfonso Pérez. Escenas del cautiverio rojo en Santander’, un libro escrito por uno de los supervivientes de aquella carnicería, Ramón Bustamante Quijano, y que ha sido reeditado ahora sin ningún ánimo revanchista. Muy al contrario, muestra un tono conciliador
, afirma José Alberto Vallejo, doctor en Historia Contemporánea y en Derecho, autor del ‘reprint’.
En esta reedición han colaborado directamente el empresario Héctor Ara, doctor en Ciencias Económicas, y el profesor Antonio de los Bueis, doctor en Filosofía. El libro se presentará en cuatro ocasiones: los días 26, 27 y 28 de noviembre en distintos espacios culturales de Madrid, y el 12 de diciembre en los salones del Ateneo de Santander.
Especialmente interesados en que no desaparezca la obra original –de la que se han localizado pocos ejemplares y no todos bien conservados–, los impulsores quieren preservar «todo un clásico de la literatura memorialística de la Guerra Civil española», que consideran entre los más amenos y conmovedores diarios de cautiverio conocidos. Vallejo lo sitúa incluso en la sección de libros de supervivencia, junto a obras como ‘Viven’.
«Se trata de una aventura vital de un enorme calado, muy hermosa, que debe ser conservada
», afirma Vallejo. En ella, el empresario cántabro Ramón Bustamante dejó plasmada su vivencia a bordo del buque-prisión donde estuvo preso durante medio año, de septiembre de 1936 a febrero de 1937, del que salió con vida por milagro.
Cautiverio a bordo
En la obra publicada en 1940, Bustamante narra el día a día en las cuatro bodegas del barco, donde los republicanos tenían recluidos a 900 hombres. En particular, describe su experiencia en la bodega número dos, donde convivía con decenas de santanderinos de todos los estratos sociales.
Aquel día a día quedó reflejado en 62 capítulos, ilustrados con retratos de casi un centenar de sus compañeros. La vida transcurrió en relativa calma hasta el 27 de diciembre, cuando un bombardeo de la aviación nacional sobre Santander causó 70 muertos y unos 50 heridos. El bando republicano respondió con una cruel venganza.
«Se oían voces que desgarraban el alma: padres heridos que llamaban a sus hijos muertos o viceversa; ancianos que imploraban clemencia y compasión de los asesinos, siquiera fuese por sus mujeres y por sus hijos. Inútil: nada había capaz de detener aquel frenesí criminal. Habían percibido el olor de la caliente sangre derramada y, lo mismo que a las fieras, todo les parecía poco.»
Así lo escribió el propio Bustamante en el capítulo 31. Vallejo repite que aquellos mártires murieron perdonando a sus ejecutores. Por eso, concluye: en la reedición de este libro no intervienen las ideas políticas, sino el buen ánimo de profundizar en lo que nos une
.